Ingredientes de las vacunas

¿Sabía usted?
  • Mucha de la información que circula sobre los ingredientes de las vacunas es falsa o incorrecta.
  • Los ingredientes principales de las vacunas son los antígenos. Los antígenos son cantidades muy pequeñas de la bacteria o virus que se trata de combatir. Estimulan al cuerpo para que produzca defensas contra esa bacteria o virus y esté preparado para combatirlo si lo encuentra en el mundo real.
  • Las vacunas no contienen toxinas. Aunque los nombres de algunos de los ingredientes puedan parecer “peligrosos”, no lo son. En efecto, son muy seguros cuando se administran en dosis bajas.
  • Además, todos los ingredientes de cada vacuna son necesarios e importantes porque ayudan a que la vacuna sea más segura y eficaz.

En esta página, abordamos algunas de las preguntas más comunes que las personas pueden tener sobre los ingredientes de las vacunas. Si busca información sobre las vacunas contra COVID-19 específicamente, se puede encontrar aquí

Share this content:

Tal vez haya oído que las vacunas tienen todo tipo de ingredientes ridículos que no suelen ser parte de un producto médico. La realidad es que un grupo muy pequeño de personas muy ruidosas pero mal informadas han hecho acusaciones falsas sobre la seguridad de las vacunas y sus ingredientes. En la mayoría de los casos, estas acusaciones son simplemente incorrectas. En otros casos, provienen de información sacada de contexto o tratan de engañar a propósito a la gente.

Los principales ingredientes de las vacunas son cantidades pequeñas de la bacteria o el virus contra el cual la persona se vacuna, que se llaman “antígenos”. Los antígenos son las partes de la vacuna que animan al sistema inmunitario a producir anticuerpos para combatir futuras infecciones. Para que las vacunas no puedan causar la enfermedad que tratan de prevenir, los antígenos se alteran o debilitan.

Más información sobre cómo se fabrican las vacunas y cómo funcionan.

Al igual que muchos alimentos y bebidas que consumimos, las vacunas también tienen una cantidad pequeña de ingredientes adicionales, y cada uno de estos ingredientes tiene una función específica y necesaria. Estos ingredientes pueden añadirse a una vacuna para hacer que sea más eficaz, estéril o segura. Estos ingredientes adicionales se estudiaron y se demostró que son seguros para los humanos en la cantidad utilizada en las vacunas.

De hecho, la cantidad de estos ingredientes adicionales en las vacunas es mucho más baja que la que los niños encuentran en el ambiente, los alimentos y el agua. Como dice el refrán, “La dosis es lo que hace el veneno”. En otras palabras, cualquier producto químico, incluso el agua o el oxígeno, puede ser tóxico o incluso mortal en cantidades suficientemente altas.

A veces, un niño puede ser sensible a uno de los componentes de una vacuna y puede tener una reacción alérgica. Por eso, usted debe comentar con su profesional de la salud cualquier alergia que su niño tenga. A continuación, se explica cuáles son los ingredientes que puede haber en ciertas vacunas y cuál es su función.

Conservantes: evitan la contaminación

Muchas veces, las vacunas se envasan en frascos que contienen más de una dosis. Esto se conoce como “vial multidosis”. En estos casos, cada vez que se aplica una vacuna, hay que extraer una dosis del vial de vacunas multidosis con una aguja nueva. En ese momento, es posible que entren bacterias u hongos en el vial, y esto podría ser muy peligroso para las personas que reciben esa vacuna. Para evitar esta contaminación, se añade un conservante al vial de la vacuna.

Desde 1968, el Código de Reglamentos Federales de los Estados Unidos exige que se añada un conservante a los viales de las vacunas multidosis; y en todo el mundo se añaden conservantes a los viales de las vacunas multidosis de forma rutinaria. El uso de viales multidosis que no contenían un conservante ha tenido consecuencias trágicas (causando incluso muertes). Por eso existe este requisito.

Contar con viales multidosis de vacunas que sean seguros es muy importante. Sobre todo, cuando hay que vacunar con rapidez a un gran número de personas, como ocurre en una pandemia de gripe, coronavirus u otras enfermedades.

Formaldehído: evita la contaminación durante la fabricación

El formaldehído es un gas sin color. El cuerpo humano produce formaldehído como parte del metabolismo, por lo tanto, el formaldehído está presente en nuestro cuerpo. Las personas también encuentran formaldehído en el medio ambiente todos los días. Se usa en la fabricación de materiales de construcción y de muchos productos domésticos, y también llega al aire por las emisiones de los tubos de escape de los automóviles.

El formaldehído se usa para inactivar los productos bacterianos de las vacunas para el tétanos, la difteria y la tos ferina (DTaP y Tdap, por las siglas en inglés) y para eliminar los virus y bacterias que podrían contaminar la vacuna durante la fabricación. La mayor parte del formaldehído se elimina de la vacuna antes de envasarla. De hecho, una pera tiene más formaldehído que cualquier vacuna. En cantidades muy pequeñas, el formaldehído no es peligroso.

Aprenda más sobre el formaldehído en las vacunas en Centro de Información sobre Vacunas de Children’s Hospital of Philadelphia (enlace en inglés).

Aluminio: ayuda a generar una mejor respuesta inmunitaria

Hay aluminio en todas partes. Es común en los alimentos, los productos relacionados con la salud y la alimentación, el agua, la leche de fórmula e incluso en la leche materna. Y, por más de 75 años, se han añadido cantidades muy pequeñas de aluminio (geles o sales de aluminio) a algunas vacunas como “adyuvantes”. Se llama “adyuvantes” a ingredientes que se usan para ayudar al cuerpo a generar una mejor respuesta inmunitaria. Sin el uso de estos geles o sales de aluminio, estas vacunas ofrecerían menos inmunidad (y, por tanto, menos protección contra la enfermedad) o se necesitarían más dosis de la vacuna para generar la inmunidad deseada.

Mire ahora: ¿Puede explicar por qué hay adyuvantes como el aluminio en algunas vacunas?  (video en inglés)

Más información (enlace en inglés) sobre el aluminio en las vacunas en el Centro de Información sobre Vacunas de Children’s Hospital of Philadelphia.

Antibióticos: evitan el crecimiento de bacterias

En algunos casos, se añaden antibióticos para evitar el crecimiento de bacterias durante el proceso de fabricación y almacenamiento de la vacuna. Ninguna vacuna producida en Estados Unidos tiene penicilina.

Más información sobre cómo se fabrican las vacunas.

Gelatina: protege algunas vacunas durante el transporte

Algunas vacunas contienen gelatina para protegerlas de los procesos de secado-congelado o del calor durante el transporte y el almacenamiento. Las personas con alergias graves a la gelatina deben hablar con su médico o profesional de la salud antes de vacunarse.

Los líderes religiosos de las comunidades islámica y judía (enlaces en inglés) han aprobado el uso de vacunas que contienen gelatina.

Polietilenglicol: inactiva virus, purifica algunas vacunas y es seguro

Este ingrediente se utiliza para inactivar el virus en algunas vacunas contra la gripe y también para purificar otras vacunas. El polietilenglicol está aprobado por la FDA y se considera no tóxico para usos médicos y de otro tipo*. Se usa en una gran variedad de productos, por ejemplo, en cremas para la piel, dentífricos, gotas lubricantes para los ojos, laxantes y para reducir la espuma que generan algunos alimentos. También se usa en procedimientos quirúrgicos para limpiar y desinfectar la zona de la cirugía (solución irrigante).

Victor O. Sheftel (2000). Aditivos alimentarios y polímeros indirectos: Migración y Toxicología (enlace en inglés) CRC Press, 1114-1116.

No. Un grupo muy pequeño de personas muy ruidosas pero mal informadas han dicho que las vacunas no son seguras porque supuestamente tienen una larga lista de toxinas (sustancias tóxicas o venenosas). En muchos casos, estas afirmaciones son completamente incorrectas. En otros, la información se saca de contexto y se usa para asustar a la gente y hacerle creer que es más arriesgado vacunarse que no recibir la vacuna. En realidad, es al revés. La decisión de no vacunarse puede ser un gran riesgo y puede hacer que usted, su familia y su comunidad sean vulnerables a enfermedades que pueden prevenirse con una vacuna.

Las únicas vacunas que se fabrican en células de fetos humanos (conocidas como “líneas celulares fetales”) durante el proceso de producción son las vacunas contra la varicela, la rubéola, la hepatitis A y la vacuna COVID-19 de Johnson & Johnson (vacuna de vector viral), además de una de las vacunas antirrábicas disponibles.

Los virus para estas vacunas se cultivaron en células tomadas de abortos electivos que tuvieron lugar a principios de la década de 1960. Desde entonces, se han utilizado estas líneas celulares, y no se han necesitado más fuentes de células fetales para fabricar estas vacunas.

Algunas de las razones por las que se utilizaron células fetales inicialmente son las siguientes:

  • Los virus necesitan células para reproducirse y tienden a reproducirse mejor en células humanas que en células de animales (porque infectan a los seres humanos).
  • Casi todas las células mueren después de haberse dividido un cierto número de veces. En la mayoría de las líneas celulares, el límite de divisiones celulares es de unas 50. Sin embargo, las células fetales pueden dividirse muchas veces más antes de morir.

Cuando los científicos estudiaron estos virus en el laboratorio, descubrieron que las células más útiles para reproducir los virus eran las células fetales que mencionamos anteriormente. Cuando llegó el momento de fabricar una vacuna, siguieron cultivando los virus en esas células que dieron mejor resultado en estos estudios previos.

Debido a la opinión de la Iglesia católica sobre el aborto, algunas personas mostraron preocupación por el uso, en las vacunas, de células de fetos humanos que fueron abortados. Sin embargo, las revisiones realizadas por la Academia Pontificia para la Vida del Vaticano, el Centro Nacional Católico de Bioética y la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales han determinado que las vacunas cultivadas en este tipo de células fetales humanas no contradicen la doctrina de la religión y que su uso es la mejor manera de proteger a las personas de enfermedades graves que se pueden prevenir con vacunas.

Además, el Grupo de Trabajo en Salud de la Comisión COVID-19 del Vaticano ha creado un conjunto de herramientas en varios idiomas para ayudar a los líderes de la iglesia a responder a las preocupaciones del público sobre las vacunas.

  • Vacunas COVID-19: Recursos para los líderes de la iglesia – En inglés y español (Grupo de trabajo en salud de la Comisión COVID-19 del Vaticano)

Los Científicos Cristianos (Christian Scientists) no creen en el uso de ninguna vacuna. Sin embargo, cuando hubo brotes en comunidades con Científicos Cristianos, algunos aceptaron vacunarse. Sus preocupaciones no tienen que ver con el uso de tejido fetal, sino con el uso de intervenciones médicas modernas.

El timerosal es un conservante utilizado en los viales multidosis de las vacunas contra la gripe para evitar la contaminación con bacterias u hongos, que podría ser mortal. El timerosal está hecho de un tipo de mercurio llamado etilmercurio. Nuestro cuerpo descompone este tipo de mercurio y lo elimina rápidamente de la sangre.

El etilmercurio es muy diferente del metilmercurio y no se deben confundir.

El metilmercurio se encuentra de forma natural en el medio ambiente. También es el tipo de mercurio que ha sido encontrado en pescados como el salmón, en mariscos y en muchos productos, alimentos y bebidas de la vida diaria.

El metilmercurio se acumula en el cuerpo y tarda mucho más en ser eliminado del organismo. La acumulación de metilmercurio en el cuerpo suele ser causada por comer ciertos tipos de pescado u otras bebidas o alimentos, y las cantidades altas de metilmercurio pueden dañar el sistema nervioso. Todo el mundo está expuesto a algo de metilmercurio durante la vida.

Aunque no había pruebas de que el timerosal de las vacunas fuera peligroso, en 2001 se lo eliminó de las vacunas en Estados Unidos en un esfuerzo por reducir la exposición general de los bebés al mercurio. Entonces, para evitar la contaminación de las vacunas sin el uso de timerosal u otros conservantes, las vacunas fueron reformuladas o envasadas en viales de una sola dosis. Hoy en día, las únicas vacunas en Estados Unidos que utilizan timerosal como conservante son las vacunas contra la gripe en viales multidosis. (En Estados Unidos también hay viales de una sola dosis de la vacuna contra la gripe que no tienen timerosal).

No hay pruebas de que las cantidades pequeñas de timerosal de las vacunas contra la gripe causen ningún daño, salvo reacciones menores como enrojecimiento e hinchazón en el lugar de la inyección.

Para mayor información sobre el contenido de timerosal de las vacunas contra la gripe estacional aprobadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), visite la página El timerosal y las vacunas (enlace en inglés) en el sitio web de la FDA.

Los estudios han demostrado que no hay ninguna relación entre las vacunas y el autismo. Ningún estudio científico confiable ha encontrado una relación entre el timerosal de las vacunas y el autismo. Estos estudios utilizaron diferentes métodos para averiguar si había alguna conexión entre el timerosal y el autismo. Algunos estudios midieron las tasas de autismo en un estado o un país cuando se usaba timerosal como conservante de las vacunas y las compararon con las tasas de autismo cuando el timerosal se eliminó de las vacunas. Es importante notar que en Estados Unidos y otros países, el número de niños con diagnóstico de autismo no ha bajado desde que se eliminó el timerosal de las vacunas infantilesPara leer los estudios usted mismo, visite nuestra Sección de investigación sobre las vacunas (enlace en inglés).

El Comité Consultivo Mundial sobre Seguridad de las Vacunas (enlace en inglés), que es una institución que ofrece asesoramiento científico independiente y confiable a la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre cuestiones de seguridad de las vacunas de interés mundial o regional, también afirma que no hay pruebas de toxicidad (efectos perjudiciales en la salud) en bebés, niños o adultos que recibieron vacunas con timerosal.

Puede obtener más información sobre las vacunas y el autismo en el sitio web de la Autism Science Foundation.

Mire ahora: ¿Hay mercurio (timerosal) en las vacunas? ¿Es peligroso eso? (video en inglés)

Algunas vacunas, como la triple vírica (MMR, por sus siglas en inglés) y ciertas vacunas contra la gripe, se preparan en huevos. Esto significa que en la vacuna final hay algunas proteínas de huevo. Las proteínas de huevo ayudan a los fabricantes a cultivar la cantidad suficiente de virus o bacterias necesarios para producir la vacuna.

Basándose en pruebas científicas, la Academia Americana de Pediatría (AAP) afirma que la vacuna triple vírica (MMR) se puede administrar con seguridad a todos los pacientes con alergia al huevo (enlace en inglés) incluso a los que tienen antecedentes de reacciones anafilácticas (reacciones alérgicas graves en todo el cuerpo) al huevo. La AAP también afirma que “los niños con alergia al huevo pueden recibir la vacuna contra la gripe sin más precauciones que las que se toman con cualquier vacuna”.

Además, la Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología (AAAAI) afirma (enlace en inglés) que “Los estudios demuestran que las vacunas contra la gripe se pueden administrar de forma segura a las personas alérgicas al huevo”. Si usted o un hijo son alérgicos a los huevos, asegúrese de decírselo a su médico o profesional de la salud antes de vacunarse.

Sí, las personas con alergias a las levaduras se pueden vacunar.

Las vacunas contra la hepatitis B, que se producen con levadura de panadería, tienen cantidades residuales de proteínas de levadura en el producto final. Sin embargo, muchos estudios científicos han demostrado que las vacunas son seguras, incluso en personas con alergias a las levaduras.